Lunes, 21 de enero 2019

Sevilla. La cuidad más hermosa del mundo en mis ojos. Esto no solo se debe porque soy de aquí, si no por lo que ofrece en sí. Está enriquecida de cultura e historia, y llena de un ambiente inexplicable que solo se entenderá al visitarla.
Hace un par de años que no he visitado está ciudad tan hermosa, pero jamás la olvidé. Al aterrizar me encontré sofocada con un sentimiento de melancolía, ya que este viaje solo lo había hecho con mi madre y hoy no se encuentra sentada a mi lado. Al salir del avión, ese olor distintivo que reconocía perfectamente lleno mis vías aéreas y volví a sentirme en casa.
Del aeropuerto cogimos un Uber, el cual nos dejó exactamente en frente de nuestro piso. Aquel piso rodeado de naranjos que tanto echaba de menos. Al subir dejamos las maletas y decidimos ir a un supermercado cerca llamado “Más y Más”. Acabamos con casi media tienda en nuestro carro de compra y supongo que eso no pasa a menudo porque la gente nos miraba con caras raras, pero ¿qué vamos a hacer? Hay que comer.
Al volver a casa con la compra, decidimos guardar la comida e ir a dar una vuelta luego. Pasamos junto al centro comercial más cercano a nosotras llamado “Los Arcos”. Le enseñé a Chantelle donde encontrar el Hipercor y todas aquellas tiendas que sé que le gustan. Entre las dos hicimos un pacto que no íbamos a comprar nada, ya que necesitamos usar el dinero sabiamente…Eso no duró mucho. Bueno, es el primer día…digamos que es un regalo para mi misma por haber hecho el viaje.

Volvimos a casa después de un rato y comenzamos a preparar las cosas para el día siguiente: La bienvenida a la Universidad Pablo de Olavide.