De campo

Durante la semana no hice mucho. Seguía haciendo un poquito de frío, sin embargo, nada comparado a lo que están sufriendo ahora en Londres. No obstante, el frío no me impidió ir a dar una vuelta por Los Arcos por la tarde. Esto se ha convertido en una rutina y todavía no sé si es una buena o mala. Con que no compre nada, mi madre no me dirá nada, así que, supongo, que por ahora, está bien.

Mientras estaba en la universidad, cuando no tenía que estar en clase, me pasaba el tiempo en la biblioteca. Se ha convertido en mi segunda casa, si os soy sincera. Intento deshacerme de gran cantidad de los trabajos lo antes posible, ya que lo paso mal cuando tengo muchas cosas que hacer a última hora y se me acumulan todas juntas. En el pasado, no entendía que, si hacía los trabajos el mismo día que me los mandaban no tendría que estresarme, pero de pequeño no piensas así. Entonces, siempre me encontraba con una montaña de deberes sin hacer, los cuales deberían de haber estado hechos. Este método lo usaba muy a menudo, sin embargo, ahora, con la cantidad de trabajos que debo entregar, no me lo puedo permitir. Además, no hay nada más satisfactorio que poder relajarse sin ninguna preocupación o estrés sobre trabajos o exámenes, ya que han sido completados.

Uno de los mejores momentos de esta semana fue en la casa de mi tía. A mis primas les vino la idea fantástica de ver videos de hace muchos años, sobre la feria de abril, semana santa y las excursiones al campo que hacíamos toda la familia. Al darnos cuenta de lo mucho que disfrutábamos del campo y permanecer ahí durante todo el día, comiendo, jugando y otros relajando, decidimos que deberíamos empezar d nuevo la tradición familiar y aprovechar que todos seguimos juntos. Decidimos que iríamos al mismo campo al cual siempre íbamos y cada persona tenía que traer algo. Sin embargo, al ser una familia española, todos trajimos más de lo debido. Esto es muy normal en mi familia y, os aseguro que nadie se quejó. Teníamos una gran cantidad de comida, como ensaladilla rusa, tortitas de gambas, ensaladilla de pasta, empanada, croquetas, pollo en salsa… y no quedó nada. Lo bonito de estar ahí, no solo fue estar con mi familia, sino ver a la gran cantidad de familias que pasaban el día en el campo con sus familias. Este tiempo en familia no se ve mucho en Londres, desafortunadamente, y me da pena, ya que me puse a pensar en aquellos niños que nunca han podido vivir este tipo de momento con sus familiares porque no les interesa o porque no pueden. Son esto momentos los que se aprecian.

En general, fue un día muy divertido y especial. Nos hubiese gustado que otras personas estuvieran presentes. Sin embargo, por motivos de la vida, no pueden. Aun así, ha sido uno de los mejores momentos, por ahora, y espero que haya más en un futuro con todos aquellos que no pudieron estar presentes en esta.