Ensayo Reflexivo

¡¡¡Bienvenidos a Sevilla!!!

“Sevilla tiene un color especial” – lanzado en 2001 por Los Del Rio. Las palabras de esta canción tradicional cantada por Los Del Rio son muy ciertas. He estado en Sevilla en muchas ocasiones para visitar a la familia, pero la experiencia de vivir en Sevilla durante cinco meses como estudiante ha sido increíble. Sevilla en sí misma es una ciudad hermosa, llena de historia y vida. Solo tienes que subir a un autobús o caminar por la calle, y los residentes de Sevilla son acogedores, “Buenos días” y una sonrisa es muy común en la ciudad.

Vivía con una amiga en Los Pajaritos, cerca de Las Candelarias. La diversidad en esta zona es excelente, la gente va a trabajar, los niños juegan en la calle, las madres van a La Plaza y muchos bares y cafés donde todos te saludan amablemente.

Visitamos muchos puntos de referencia, La Torre del Oro, La Giralda, La Plaza de España (donde rodaron Guerra de las Galaxias), La Catedral, solo por nombrar algunos. La parte antigua de Sevilla se podía ver en el centro La Barriada de Santa Cruz. Pequeñas callejuelas empedradas con patios llenos de geranios y jazmín. Es increíble que dentro de una ciudad haya tanto verde.

El choque cultural se produjo en las comidas, ya que eran tan diferentes los horarios de comida. En Londres, tomo un bocadillo rápido para almorzar: aquí comes un plato, ya que el almuerzo es la comida más grande del día. No me extraña que duerman siesta.
Vivir en Sevilla durante cinco meses me ha hecho apreciar el hecho de que hablo un segundo idioma con fluidez. Pude encajar cómodamente en el estilo de vida continental de Los Sevillanos. Su estilo de vida continental es más simple que en Londres, donde todo es apresurado y la gente no tiene tiempo para estar juntos. Aquí tuve la oportunidad de relacionarme con mis colegas, mis vecinos y el público en general.

Observé que la vida es muy sencilla en Sevilla, la gente disfruta y aprovecha al máximo el día. En Londres y Barcelona la vida se trata de ir a trabajar y volver a casa. En Sevilla, la mayoría de la gente sale después del trabajo, ya sea para tomar una caña y una tapita o para dar un paseo; la vida es más lenta mientras se aprovecha al máximo. Disfruté de la simplicidad de la vida aquí el hecho de que todo podría ser arreglado mañana.

La experiencia de vivir en Sevilla ha enriquecido mi conocimiento y comprensión de vivir en Andalucía. Como mencioné en mi ensayo anterior sobre Barcelona, el hecho de que pueda incluir a Sevilla en mi CV, lo cual impresionará a los empleadores. Poder adaptarme en Sevilla fue fácil porque los nativos lo hicieron fácil. La vida no se toma demasiado en serio, disfrutar las cosas simples de la vida me ha hecho apreciar más lo que tengo a mi alrededor. La oportunidad de vivir en un país con dos experiencias muy diferentes fue increíble.

¡No me despediré para siempre de Sevilla, le diré hasta luego!

Mi última entrada

El 2 de junio, mi compañera y yo decidimos que estábamos hartas de quedarnos en casa mientras hacia un tiempo fenomenal. Desafortunadamente, Sevilla no tiene playa, así que tuvimos que elegir otra destinación. Después de investigar, nos dimos cuenta de que el tiempo en Cádiz, el cual fue nuestra primera opción, no iba a ser tan bueno. Debido a eso, comenzamos a mirar hacia Huelva y nos encontramos con Matalascañas, la playa más cercana a Sevilla. En un segundo, ya teníamos los billetes que nos informaban que viajábamos el día siguiente.

La mañana del 3 de julio fue otro cachondeo. Entre las dos pensábamos que teníamos más tiempo de lo que necesitábamos. Error. Entre despertarnos tarde y tener que ir de un lado para otro, casi no llegamos a tiempo. El plan era coger dos autobuses, el último nos dejaba exactamente enfrente de la estación de Plaza de Armas. Sin embargo, debido a que se estaba haciendo tarde, nos montamos en un taxi que, que, por suerte, estaba parado enfrente de la parada de autobús en el barrio de Los Pajaritos. Llegamos justo a tiempo y nos pudimos montar en el autobús. El trayecto fue muy tranquilo y no tardamos mucho en llegar.

Ese día, en Matalascañas, no había una gran cantidad de gente, lo cual me sorprendió, ya que hacía un tiempo fenomenal. Mi compañera y yo decidimos alquilar unas hamacas, ya que seria mejor que tirarnos en el suelo con toda la arena. De vez en cuando, cuando queríamos meternos en el mar, una mujer muy simpática, que se encontraba al lado de nosotras, nos cuidaba las cosas. Estuvimos tiradas en la playa hasta las cuatro, ya que teníamos hambre. Nos cambiamos y elegimos un chiringuito, en frente del mar, para sentarnos y comer. La comida estaba deliciosa y el camarero era tan simpático. Supongo que le caímos bien, ya que nos dio un chupito antes de irnos. Al pagar, ya eran las cinco y media, así que decidimos volver a la parada de autobús, ya que nos venían a recoger a las seis. Estuvimos esperando unos veinte minutos hasta que llegó el autobús y, finalmente, regresamos devuelta a Sevilla.

Los días siguientes, permanecí en casa, encerrada en mi cuarto, estudiando para mi último examen el 6 de junio. Esta asignatura me costaba mucho, ya que tiene que ver con analizar diferentes tipos de textos y, desafortunadamente, nunca se me ha dado bien. Asique, el día del examen fue horroroso. La primera parte me salió mejor de lo que me esperaba. Hablé con otros estudiantes y parecía que teníamos lo mismo. Sin embargo, la ultima parte, la cual era analizar dos textos pequeños, me salió fatal. No obstante, salí contenta, ya que era el último examen.

El 7 de junio fue una pesadilla, ya que me desperté con una reacción por todas mis dos manos. Durante bastante tiempo, había estado notando unas pintitas rojas aparecer sobre mis manos, pero no le eché cuenta. Hasta que me levanté con las manos hinchadas, rojas y ardiendo. Me entró un pánico y me aconsejó mi tía ir al médico. Ahí, me comentaron que parecía ser una reacción alérgica o una quemadura química. Me dio una crema, la cual debo usar todos los días y si no se me pasa debo ir urgentemente al médico. Con eso, volví a casa.

El 8 de junio volví devuelta a Londres. Al entrar en el avión, me puse a pensar lo tonta que fui por estresarme sobre el año en España y lo rápido que ha pasado. Jamás me olvidaré de esta experiencia.

Exámenes, cumpleaños, despedidas…

Desde que llegué de Málaga había estado como una loca encerrada estudiando para mi penúltimo examen, del cual estaba preocupada muchísimo. Esto es debido a que la asignatura es sobre la morfología y la ortografía, dos cosas que se me dan terriblemente. No se porque, pero nunca pude entender completamente las reglas. Sin embargo, me sentía mucho más segura esta vez que todas las demás veces. La noche antes del examen fue una de las peores, no entiendo exactamente porque, pero fue horrorosa. No podía dormir, estaba toda la noche dando vueltas de un lado para otro. Lo siguiente que me acuerdo fue escuchar la alarma sonar. ¡Fue horroroso, ya que me parecía solo haber cerrado los ojos hace un segundo! Esa mañana pasó volando, no me acuerdo ni lo que desayune, si os digo la verdad. ¡Estaba tan nerviosa! De lo único que me acuerdo de esa mañana es estar repasando todas las normas, por si acaso. Al llegar a la universidad, el corazón me latía a mil por hora. Estuvimos esperando fuera, hasta que la maestra nos diera una señal para entrar al aula. El examen duró unas 2 hora, sin embargo, me acuerdo haber terminado antes. Salí del examen un poco confusa, ya que no sabía si lo había hecho bien o mal. Una parte de mi pensaba que lo había hecho fenomenal, pero al pensar más en cada apartado, me salían dudas. Decidí mejor no pensar en ello y que sea lo que Dios quiera.

El 29 de mayo fue mi cumpleaños. Este ha sido completamente diferente a los demás. En primer lugar, jamás he estado fuera de Londres durante mi cumpleaños y, en segundo lugar, mi madre no está conmigo, algo que jamás a ocurrido. En general, fue un día tranquilo. Mi compañera decoró mi cuarto, mientras estaba en la ducha, con globos y confeti. Fue un toque muy especial y siempre se lo agradeceré. Por la mañana, decidimos ir a un bar llamado Jester’s, el cual ofrece batidos de todo tipo y desayunos de yogur natural, avena o akai decorado con fruta. De ahí, nos fuimos hacia un puente para sacar fotos y, al terminar, nos fuimos de vuelta para casa para almorzar. Esa noche, cenamos en un restaurante muy conocido llamado “Los Cien Montaditos” y después fuimos al cine a ver la película “Lo dejo cuando quiera”. Normalmente, no me acaban gustando películas españolas, pero esta es fantástica. No podíamos parar de reírnos durante toda la película. ¡Totalmente recomendad!

El jueves no hicimos nada especial, pero el viernes fue un día escandaloso en nuestro barrio de Los Pajaritos, ya que había un incendio en una de las casas. Pensamos que no era para tanto, hasta que vimos a los bomberos y varias ambulancias. Todavía no sabemos que ocurrió exactamente, pero espero enterarme. Esa tarde, decidimos quedar con una compañera de la universidad, la cual no habíamos visto en mucho tiempo debido a que hemos estado ocupadas. Quedamos en Puerta de Jerez para comer un helado y de ahí dar un paseo juntas. Después de varias horas, nos despedimos sabiendo que podría ser la última vez viéndonos.

Fue un día bastante triste.