Desde que llegué de Málaga había estado como una loca encerrada estudiando para mi penúltimo examen, del cual estaba preocupada muchísimo. Esto es debido a que la asignatura es sobre la morfología y la ortografía, dos cosas que se me dan terriblemente. No se porque, pero nunca pude entender completamente las reglas. Sin embargo, me sentía mucho más segura esta vez que todas las demás veces. La noche antes del examen fue una de las peores, no entiendo exactamente porque, pero fue horrorosa. No podía dormir, estaba toda la noche dando vueltas de un lado para otro. Lo siguiente que me acuerdo fue escuchar la alarma sonar. ¡Fue horroroso, ya que me parecía solo haber cerrado los ojos hace un segundo! Esa mañana pasó volando, no me acuerdo ni lo que desayune, si os digo la verdad. ¡Estaba tan nerviosa! De lo único que me acuerdo de esa mañana es estar repasando todas las normas, por si acaso. Al llegar a la universidad, el corazón me latía a mil por hora. Estuvimos esperando fuera, hasta que la maestra nos diera una señal para entrar al aula. El examen duró unas 2 hora, sin embargo, me acuerdo haber terminado antes. Salí del examen un poco confusa, ya que no sabía si lo había hecho bien o mal. Una parte de mi pensaba que lo había hecho fenomenal, pero al pensar más en cada apartado, me salían dudas. Decidí mejor no pensar en ello y que sea lo que Dios quiera.
El 29 de mayo fue mi cumpleaños. Este ha sido completamente diferente a los demás. En primer lugar, jamás he estado fuera de Londres durante mi cumpleaños y, en segundo lugar, mi madre no está conmigo, algo que jamás a ocurrido. En general, fue un día tranquilo. Mi compañera decoró mi cuarto, mientras estaba en la ducha, con globos y confeti. Fue un toque muy especial y siempre se lo agradeceré. Por la mañana, decidimos ir a un bar llamado Jester’s, el cual ofrece batidos de todo tipo y desayunos de yogur natural, avena o akai decorado con fruta. De ahí, nos fuimos hacia un puente para sacar fotos y, al terminar, nos fuimos de vuelta para casa para almorzar. Esa noche, cenamos en un restaurante muy conocido llamado “Los Cien Montaditos” y después fuimos al cine a ver la película “Lo dejo cuando quiera”. Normalmente, no me acaban gustando películas españolas, pero esta es fantástica. No podíamos parar de reírnos durante toda la película. ¡Totalmente recomendad!
El jueves no hicimos nada especial, pero el viernes fue un día escandaloso en nuestro barrio de Los Pajaritos, ya que había un incendio en una de las casas. Pensamos que no era para tanto, hasta que vimos a los bomberos y varias ambulancias. Todavía no sabemos que ocurrió exactamente, pero espero enterarme. Esa tarde, decidimos quedar con una compañera de la universidad, la cual no habíamos visto en mucho tiempo debido a que hemos estado ocupadas. Quedamos en Puerta de Jerez para comer un helado y de ahí dar un paseo juntas. Después de varias horas, nos despedimos sabiendo que podría ser la última vez viéndonos.
Fue un día bastante triste.