Durante mi tiempo en Londres, comí y bebí todo lo que no podía tener en Granada, por ejemplo, café de Starbucks, Wasabi y mucha comida india. Me di cuenta de que tanto ha cambiado en mi barrio en los cuatro meses que estuve fuera; incluso mi casa se sintió muy extraña y diferente para mí. También sorprendí a mi familia y organizamos un día para que pudieran pasar tiempo conmigo, también cenamos juntas varias veces. Estaba un poco abatida porque no pude ver a mi abuela ya que ella fue a la India para una boda. También me encontré con mis amigos y teníamos mucho de qué hablar que nos llevó un día entero y aún así no fue suficiente. En realidad, fue un viaje emocional para mí porque me di cuenta de todo lo que me había estado perdiendo y sabía que me molestaría cuando tuviera que volver solo. Sin embargo, tuve en cuenta que mi familia vendrá a visitarme en dos semanas. Además, mientras estaba en Londres, mi madre me dio medicamentos caseros y me cuidó, por lo que el frío fue mucho mejor. El día del vuelo a Granada, una vez más estuve llorando porque realmente no quería irme, pero no tenía otra opción, tenía mis exámenes.

Cuando volví a Granada, me sentía tan deprimida. Francesca ya no estaba y echaba de menos a mi familia y amigos en Londres. Además de eso, tuve dos exámenes, uno de los cuales temía porque era el examen de Lengua A Nivel 3. Todo lo que quería hacer era poner mala cara y escuchar música triste, pero me obligué a hacer revisión porque no quería suspender ninguno de mis exámenes. También tuve que entregar un proyecto grupal que teníamos que hacer para la clase de la cultura de la lengua española (con Oceane y otras dos personas) durante las vacaciones de Navidad. De alguna manera, logramos hacerlo todo, aunque todos estábamos en diferentes países.

Tejal xo