Después de dos semanas encerrada en la biblioteca quería relajarme un poco y por eso hice un viaje a Santander y Bilbao. Ninguna de mis amigas no podía ir porque todavía estaban con los exámenes, por eso organizé el viaje por mi cuenta. Aproveché del tiempo sola para relajarme, empezar a leer el libro “La habitación oscura” de Isaac Rosa y claro, visitar las dos ciudades al norte de España. Estuve dos noches en Santander y alquilé un alojamiento a través de la página web AirBnb. Me quedé con una familia y aunque no vi a los padres porque ambas noches volví a casa bastante tarde y pienso que ya se habían acostado, los hijos eran muy amables. El tiempo no era muy bueno a lo largo de mi estancia, incluso llovió mi primer día, No obstante, me puse el impermeable y caminé al lado del puerto y después las playas hasta la península donde se encuentra el Palacio de La Magdalena, una residencia de la familia real. Por la tarde, cuando el tiempo se hizo mejor, solo caminé por la ciudad y visité las plazas principales. Aunque la ciudad no es tan grande, tiene bastante que ofrecer, me gustó la arquitectura y el arte callejero de sus calles estrechas. También visité al Centro Botín, una galería de arte moderno y vi una performance y concierto corto de música que era uhmm… interesante jaja.
El segundo día hice un viaje a Bilbao para un día. Tenía ganas de visitar la ciudad desde hace tiempo y por eso me alegré de que al final lo podía hacer. El objetivo principal de mi viaje era ver el museo Guggenheim. Me alegró aun más que cuando estuve allí había una exposición grande de la obra de la artista estadounidense Jenny Holzer, una de mis artistas favoritos. Ya he visto algunos de sus trabajos como los “bloques de escritura” famosos o las esculturas de mármol, pero en la exhibición estuvieron incluidos también obras de Holzer que ella hizo especialmente para el Guggenheim y no se podían ver en ningún otro sitio.
Pasé algunas tres o cuatro horas en el museo: yo siempre me tardo en los museos porque lo quiero leer y ver de todo jaja porque nunca sé cuando regresaré próximamente y más importante, porque me interesa muchísimo. El resto del día lo pasé dando un paseo por la ciudad. Descubrí dos o tres barrios donde vi bloques de apartamentos con murales impresionantes pintados por artistas callejeros, vi la catedral y visité el Mercado de la Esperanza que se encuentra muy cerca de esta (los mercados aquí en España me fascinan y he intentado visitar los principales en todas las ciudades a donde he viajado pero tengo que decir que el Mercado central en Valencia me gustó más sin duda). Luego, caminé por las calles del Casco viejo que me encantó, compré souvenirs para mis amigos y familia y las dos últimas horas o así que me quedaron hasta que llegara mi autobús para volverme a Santader las usé para solo sentarme en frente del museo Guggenheim, merendar y ver a la gente dándose un paseo o haciendo footing.