El Erasmus no es siempre y sólo “la mejor etapa de tu vida”. Hay muchos aspectos que no se consideran y no todas las personas viven la experiencia de la misma manera, por lo que no necesariamente tiene que ser así.

Es probable que todo el mundo esté celoso de que estés en el extranjero, pero dentro de ti igual piensas que preferirías estar en tu casa, pero no lo dices en voz alta porque parece que no puedes criticar tu Erasmus. Igual te cuesta adaptarte a la cultura del país en que estás, o encajar en la universidad de acogida sólo porque es tan diferente de la de origen. Puede ser difícil encontrar amigos por mucho que lo intentes porque igual los estudiantes de la universidad aquí solo quedan entre si. Puedes ir a unas fiestas, disfrutar de tu tiempo allí, pero luego volver a casa y la soledad vuelve a ti otra vez. Podría depender también de la ciudad que uno eligió, si es pequeña o grande.

Mi Erasmus no ha sido voluntario, sino que es parte obligatoria de mi carrera.  Ya he estado un mes en Erasmus en Granada y tengo dos por delante para que termine esta primera parte y hasta ahora, se está haciendo tan largo que no puedo esperar para embarcar en el avión de vuelta a casa en diciembre. Estoy poniendo cada día una cruz sobre los días del calendario.

Personalmente, siento que viví mi experiencia ya cuando tenía 19 años y me mudé a Londres. Pasé por los malos y buenos momentos, me hice más fuerte, tuve momentos divertidos y locos, conocí a mucha gente. Ya me encontré a mi misma ahí por lo que realmente no hubiera querido hacerlo de nuevo.

No quiero desanimar a nadie, pero estoy segura de que sea horrible o increíble, volveré aún más fuerte. Sólo quiero decir que el Erasmus no siempre va de la misma manera a todo el mundo y no hay nada malo en eso. No todo el mundo es el mismo y es una experiencia personal.